Las plantas son seres vivos que, al igual que los humanos reaccionan ante los cambios en el ambiente. Para subsistir, necesitan energía solar y absorber nutrientes del medio que las rodea. El aumento de la temperatura por el cambio climático afecta su desarrollo, pero distintos estudios científicos encontraron que algunas de ellas tienen una mayor capacidad de adaptación tanto a condiciones de sequía, como al calor extremo y a la acumulación de gases del efecto invernadero.
1. Opuntia o nopal
Este género de plantas de la familia de los cactus consta de más de 300 especies distintas que habitan en casi todo el continente americano, desde la Patagonia hasta el sur de Estados Unidos, en el sur de España e Italia y en el norte de África.
Un libro publicado por Naciones Unidas la describe como “oro verde” ya que sus frutos, las tunas o higos chumbos, muy populares en México y Argentina, tienen altos niveles de nutrientes, vitaminas, minerales y antioxidantes. Sus semillas y tallos son buenos para la salud, mientras que los insectos que viven y se alimentan en esta planta proporcionan tinta para textiles y cosméticos. También puede ser usada para generar bio gas, una fuente alternativa de energía que se produce por la propia degradación de la planta. Como todo cactus, puede sobrevivir a climas áridos, a la sequía y a períodos cortos de muchas lluvias. Otro punto que la hace resistente al cambio climático: crece muy fácil de forma silvestre.
2. Zanahoria silvestre
Daucus carota, mejor conocida como zanahoria silvestre, crece en malezas y jardines y es casi incomible por sus duras fibras. La que sí es comestible es la subespecie sativus, una de las hortalizas más conocidas en todo el mundo y cuya raíz consumimos de varias formas: cruda, cocida, al horno, al vapor o frita. La versión silvestre es originaria de Afganistán, Pakistán e Irán, pero hoy crece a lo largo de varias regiones de Asia y Europa. Uno de sus grandes valores reside en que en sus genes puede estar la respuesta para crear zanahorias que sí sean comestibles y que al igual que su versión salvaje resista la sequía y la elevación de la temperatura.
3. Sedum
Estas plantas forman parte de la familia de las suculentas (o Crassulaceae, el nombre oficial). Se las puede encontrar en varias latitudes del planeta por su fácil adaptación a distintos climas y el poco cuidado que requieran. Por estas razones y por su belleza son muy utilizadas en jardinería, sea en una pequeña maceta o en espacios más amplios.
Sus hojas carnosas tienen la capacidad de almacenar agua y de ahí el nombre de suculentas. Esto hace que puedan sobrevivir a largos períodos de sequía, excesiva radiación solar y también precipitaciones, todas condiciones que produce el cambio climático. También soportan fuertes vientos, heladas y ataques de insectos. Por eso además son un género muy recomendado para los llamados techos verdes: la utilización de plantas para recubrir azoteas de casas y edificios, que entre otras cosas sirve para combatir el efecto invernadero.
4. Banana silvestre
Musa acuminata es una hierba considerada como un progenitor de la banana comercial. En estado silvestre, hay ejemplares que conservan su genética pura y son más resistentes al paso del tiempo, a los cambios de clima y a las pestes que la banana que podemos comprar en las tiendas. Los expertos del jardín Kew de Londres, uno de los espacios botánicos más importantes del mundo, la eligió como una planta vital para el futuro. Al igual que la zanahoria silvestre ya mencionada, sus semillas podrían ser vitales para mitigar el impacto que el cambio climático tendrá sobre la alimentación.
5. Eusideroxylon zwageri
Detrás de este nombre difícil de pronunciar se encuentra un árbol poco conocido, nativo de países del sudeste asiático como Malasia, Indonesia y Filipinas. Si bien crece en zonas de bosque tropical, su resistencia a los cambios de clima se la otorga su tronco, conocido por ser el más duro y durable en el mundo.
Comercializado en Europa bajo el nombre de “Borneo ironwood”, su madera puede sobrevivir hasta un siglo en condiciones de sequía y también puede durar décadas sumergida en el agua sin perder su fuerza ni composición. Estas características hacen que sea relevante para las economías locales de las zonas donde crece y sea muy talado. Su crecimiento además es muy lento (requiere casi 200 años para alcanzar su tamaño maduro) lo que hace que se encuentre en peligro de extinción. Sin embargo, hay varios espacios ecológicos que trabajan para preservarlo, como la reserva natural Sangkima, ubicada en la isla de Borneo. Allí se encuentra la especie más antigua de este árbol, plantado hace aproximadamente 1 000 años y que tiene un diámetro de 2,47 metros.
6. Escarlata globemallow
La escarlata globemallow (nombre científico Sphaeralcea coccinea) debe su nombre a sus flores de rojo intenso. Su resistencia al cambio climático viene dada por su adaptabilidad a climas secos. Su lugar natural de crecimiento son las zonas desérticas y semi desérticas de Estados Unidos y Canadá, como las Rocallosas. También tiene la capacidad de crecer en distintos tipos de suelo: arenosos, arcillosos y salinos. Se puede decir que es un primo lejano del algodón ya que son de la misma familia, las malváceas. Posee unas raíces muy profundas que le permiten aferrarse bien a la tierra y buscar agua en la profundidad.
7. Trigo silvestre
Aegilops tauschii es un pariente silvestre del trigo que encontramos en productos tan cotidianos como el pan, las galletas y las pastas. Es importante como base para la modificación genética del trigo que durante siglos ocurrió de forma natural y que en los últimos años se realiza a través de la manipulación directa del genoma usando biotecnología.
Sus características, entre ellos la dureza de la espiga, lo hacen más resistentes que el trigo más comúnmente sembrado. Y por eso también es una respuesta a la creación de un trigo más adaptable al cambio climático.
8. Verbena
La verbena es una hierba que está presente en casi todos los continentes (Europa, Asia, África y América) por la posibilidad que tiene de crecer en una variedad de terrenos e incluso es muy común encontrarla al costado de los caminos en parajes rurales. Produce pequeñas flores en una variedad de colores (azules, rojas, púrpuras) y puede llegar a alcanzar hasta un metro de altura. Crece rápidamente sin necesidad de mucha agua, tanto en climas templados como tropicales, lo que le da la habilidad de resistir el aumento de la temperatura, producto del cambio climático sin ninguna intervención artificial del hombre. Se propaga tanto por semillas como por sus raíces lo que le permite cubrir bastante terreno.
9. Romero
El romero es muy conocido como condimento debido al aroma de sus pequeñas hojas. Tiene la posibilidad de crecer en todo tipo de suelos, incluyendo los secos y arenosos donde otras plantas tienen pocas posibilidades de desarrollarse. Por esta situación y la poca agua que requiere es muy común encontrarlo en canteros o macetas en las viviendas.
En un futuro en el que la temperatura media del planeta se elevará, puede ser clave ya que además de tener aplicaciones gastronómicas como especia, tiene propiedades terapéuticas y farmacológicas. Sus hojas, que poseen un alto contenido de hierro, tienen principios activos que pueden servir como antiséptico, antiespasmódico, antioxidante, estimulante estomacal y diurético.
Bonus: 16 Raras y exóticas frutas que verás por primera vez
Actualmente no se puede sorprender a nadie con frutas exóticas tales como el durio o lichi. Incluso los niños saben que la primera huele horrible y la segunda es viscosa. Sobre los plátanos y las piñas no hay nada que mencionar, se venden en el supermercado de la esquina. Sin embargo, en el mundo existe una gran cantidad frutas que parecen haber salido de una película de ciencia ficción.
1. Aguaje
El aguaje es un fruto de las palmera de Perú. Está cubierto con escamas bajo las cuales se esconde una pulpa suave de color amarillo. Los habitantes locales lo usan para hacer mermelada y vino, e incluso lo aplican en la piel para protegerse de las quemaduras del sol. Esta fruta es el campeón del contenido de vitamina A y fitoestrógenos, los cuales son beneficiosos para las mujeres.
2. Kepel
Esta fruta solamente se puede probar en Java o Indonesia: los árboles no crecen en otras zonas (ya que son muy caprichosos). El sabor de estos ásperos frutos es parecido al del mango y huelen a violeta. El consumo prolongado del kepel puede causar una infertilidad temporal en las mujeres, por eso, desde la antigüedad, ellas lo utilizan como un método anticonceptivo.
3. Caimito
Para probar el caimito, tendrás que viajar a América Central. La cáscara de esta fruta no es comestible, por eso se corta a la mitad y se extrae su pulpa con una cucharita. No es muy dulce, pero el sabor se parece al de una ciruela.
4. Limonia
La limonia o kawista crece en la India y Sri Lanka a lo largo de los caminos, y no se considera una especie rara. Desde su exterior, la limonia parece un coco lleno de hongos y huele aún peor, como una mezcla de pasas y queso azul. Además, entre más desagradable sea olor, más madura y deliciosa estará la pulpa por dentro. El sabor de limonia se asemeja al de un pudín de mango y piña. Los habitantes locales la utilizan para hacer jugo y consideran que es muy beneficiosa para la salud.
5. Pomarrosa
La pomarrosa solo se puede probar en los países del sureste asiático y la India. Todo se debe a que esta fruta no se cultiva para exportación. Debido a su fina cáscara y su alto contenido de líquido, “no aguantaría” un viaje a través del océano como los plátanos, por ejemplo.
La cáscara de la pomarrosa es delgada, bajo ella se oculta una pulpa aguada con un ligero sabora sandía. Cuando se cortan los frutos, huelen como flores, por eso se llama pomarrosa.
6. Nypa
Básicamente, los frutos de la nypa son frutos secos (aunque se consideran frutas). Las palmeras crecen en los ríos desde la India hasta el océano Pacífico. Con sus hojas se construyen tejados y de sus frutos se elaboran bebidas alcohólicas. No obstante, los frutos de la nypa se pueden comer solos y las gelatinosas semillas se agregan al helado; tienen un sabor ligero y es muy aguado.
7. Curuba
La curuba o el tumbo es un verdadero Frankenstein de la fruta. Debido a su forma y color, se asemeja a un plátano, la cáscara la heredó de los cítricos y por dentro se encuentra la pulpa de maracuyá. Las personas que han tenido la oportunidad de probar la curuba dicen que tiene un sabor agrio con claros matices de plátano y naranja.
8. Pacay
El pacay se consume en América Central y del Sur. La cáscara verde y las semillas negras son desechadas y se come únicamente la blanca pulpa dulce. El sabor se parece al algodón de azúcar de vainilla y su textura se parece a una fibra de esponja. Es interesante, ¿quién habrá sido la primera persona a la que se le ocurrió probar este fruto por primera vez?
9. Lúcumo
El lúcumo crece en Perú y Ecuador. La pulpa de este fruto es seca, es casi imposible comer crudo. Por lo tanto, el lúcumo es triturado y se agrega al helado, jugos y malteadas. Todo esto se debe a su sabor único, ya que la fruta sabe a caramelo y jarabe de arce a la vez. El lúcumo es muy beneficioso: contiene mucha vitamina A y glucosa, así que en América del Sur producen alimento para niños de él.
10. Dacryodes
Los Dacryodes, de acuerdo con su color y tamaño, se parecen más a las berenjenas. Pero ahí se termina su semejanza: por dentro, los frutos son verdes y su consistencia se parece a la de la mantequilla (tienen un 48 por ciento de grasa). Esta fruta la cuecen, fríen y a menudo la comen cruda. Incluso la usan para hacer biocombustible.
11. Palmyria (nungu)
La fruta palmyria (nungu) crece en palmeras y se esconde en el centro de la nuez. Los frutos gelatinosos no se pueden distinguir del lichi, ya que tienen un ligero sabor y un aroma imperceptible. Los habitantes de Indonesia aplican el jugo de nungu en cortes y rasguños.
12. Naranjilla
La naranjilla o lulo crece solamente en América del Sur y es casi imposible probar en otro lugar del mundo. Por fuera, el fruto está cubierto con cáscara como los cítricos, parecido a una naranja, pero en realidad, la naranjilla es pariente del tomate. Por dentro se ve como tal, bajo la cáscara de “la naranja” se esconde un tomate. Al mismo tiempo, el sabor de la naranjilla parece ruibarbo y limón con un toque de piña. Los habitantes locales preparan mermelada y hacen vino con esta fruta, y también se agrega en las tartas.
13. Akee
El akee crece en Jamaica y se considera el pez globo del mundo de las frutas. Los frutos contienen una masa de toxinas y están prohibidos en muchos países. Al prepararlo incorrectamente, la fruta es capaz de matar. Para comer el akee, hay que esperar que el fruto enrojezca y luego extraer la pulpa blanca. Las semillas del fruto son mortales. En Jamaica, fríen el akee y obtienen platillos con un maravilloso sabor a nueces.
14. Manzanas negras
Las manzanas negras son creación de los obtentores chinos. La especie “diamante negro” fue creada mediante inyecciones, y la planta solo crece en las montañas del Tíbet. Debido a una radiación intensa de ultravioleta, la cáscara de las manzanas se “broncea” y adquiere un color morado oscuro.
15. Monstera deliciosa
Probablemente tu abuela en su jardín tenga una Monstera deliciosa, ya que es una planta doméstica muy popular. Además, es comestible. Sus frutos son recogidos en México, se parecen a una mazorca de maíz y el sabor es idéntico al de la piña.
Es difícil probar los frutos de la Monstera deliciosa. En primer lugar, la planta es caprichosa; en segundo lugar, la fruta madura durante un año. Sin madurar, la fruta es peligrosa, ya que puede quemar la boca. Los frutos contienen ácido oxálico, el cual es utilizado para hacer productos de limpieza.
16. Capulín
El tamaño del capulín es un poco más grande que el del arándano, su sabor se parece al de una cereza y almendras. Los habitantes de Jamaica talan estos árboles cerca de sus casa porque los murciélagos adoran el capulín y por las noches hacen ruidosas fiestas en ellos. Con estos frutos se puede preparar mermelada, jalea y jugos.