En cualquier sociedad existen reglas de conducta que, en caso de infringirlas, pasarías por una persona ignorante. Pero estos límites no aplican a los animales.
Smalljoys juntó para ti algunas fotos de animales que demostraron una vez más que las reglas existen para infringirlas.
No me importan tus sufrimientos. Mejor aliméntame, humana.
“El gato estaba tan quieto que decidí tomarle una foto. Solo luego me di cuenta de que estaba observando cómo se quemaba el cable”.
Humano, creo que tienes un problema con la caja de cambios.
No debes apoyar tus codos en la mesa. Pero nadie dijo nada de las patas.
¡Déjame ver cómo salí!
“¡Ni siquiera es mi gato!”
Nada fuera de lo común, solo un perro arriba de un alce.
Lo ves todo bien, ¿verdad?
“Es la cabra más valiente que he visto en mi vida”.
“Mi esposa quería pasear al gato”.
Era tu cepillo nuevo, ¿verdad?
El gato de la iglesia sacó al niño Jesús de su cuna.
¿Letrero? ¿Cuál letrero? No he visto nada.
Viernes en un pub. No hay sillas libres. Pero el gato está cómodo y le importa un pepino.
¡Hola! No, las plantas no me estorban.
Te calenté la estufa.
Al parecer, también necesitaba comprarle una cama al gato.
“Invité a mis amigos a jugar póker. Al gato no le importan en absoluto nuestros planes”.
Sus dueños están preocupados. Él no.
También viviría en un lugar así.
Clavamos unos palitos para que el gato no se acostara en la maceta. Ajá, muy eficiente.
“Mi amiga dijo que hoy tenía que tratar al cliente más ruidoso y grosero de su vida”.
Está descansando después de tanto trabajo.
El gatito redactó un manuscrito antiguo
Muy buena cama, ¡me encanta!
Esto te pasa por no haber jugado conmigo hoy.