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18 mitos sobre animales que no son verdad


A pesar de los numerosos conocimientos sobre el mundo animal, muchos siguen creyendo datos que se transmitieron de generación en generación desde hace cientos de años. Por ejemplo, la opinión popular de que los avestruces esconden su cabeza en la arena proviene de las obras del pensador romano Plinio el Viejo, quien aseguró en sus escritos: “Ellos imaginan que cuando han escondido su cabeza y su cuello dentro de un arbusto, todo su cuerpo está oculto”. Pero estaba equivocado.

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Sí, a veces es difícil diferenciar la realidad de la ficción, especialmente cuando se trata de los animales.

Smalljoys decidió disipar 18 ideas que se tienen sobre ellos en las que ya va siendo hora de dejar de creer.

1.

La gran mayoría de las aves prácticamente no distinguen los olores y simplemente no percibirán la “fragancia” humana sobre sus crías.

2.

MITO. Una abeja, tras picar a una persona, se muere.

VERDAD. Eso solo ocurre a las abejas melíferas.

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Las abejas melíferas tienen un aguijón punzante con melladuras, lo que provoca que se atasque en la piel de una persona, y el insecto, realizando en vano diversos intentos por liberarse tras la picadura, se arranca una parte de su vientre y finalmente muere. Pero existen miles de otros tipos de abejas que tienen un aguijón liso, por lo que pueden picar cientos de veces y vivir felices como si nada.

3.

En el desierto, la grasa es mucho más útil que el agua, ya que proporciona a los camellos la energía necesaria para el movimiento y su metabolismo.

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4.

MITO. El pez dorado tiene una memoria corta.

VERDAD. Los peces dorados pueden recordar acontecimientos ocurridos, como mínimo, hace 3 meses.

Ya en 2003, los científicos demostraron que los peces dorados pueden acordarse de los acontecimientos que pasaron, al menos, hace tres meses. Lo que mejor recuerdan son las formas, los sonidos y los colores.

5.

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Los avestruces agachan la cabeza cuando tragan pequeñas piedras que mejoran su proceso digestivo. Además, tras una larga persecución, ya no les quedan fuerzas para mantener el cuello erguido y es por eso que lo bajan a ras del suelo. Y desde lejos puede dar esa sensación de que está enterrada en la arena.

6

MITO. Los tiburones son capaces de percibir una gota de sangre a una distancia de varios kilómetros.

VERDAD. A lo más, los tiburones pueden percibir una gota de sangre en una piscina, no muy grande.

Está demostrado que los tiburones pueden percibir una gota de sangre en una piscina, pero, incluso con un sentido del olfato tan fantástico, no se les puede pedir más.

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7

Los delfines a veces matan a sus crías y atacan a los cerdos marinos. Además, antes de matar a sus víctimas, pueden entrar en contacto sexual con ellas.

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8

MITO. Tocando una flauta se puede hipnotizar a una serpiente.

VERDAD. Las serpientes reaccionan a los movimientos del faquir y no a la música.

Las serpientes son casi sordas, simplemente reaccionan a ciertos movimientos del faquir, pero no a la música en sí misma.

9

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Esto es posible solo en los dibujos animados. Es como si el ser humano bebiera agua por la nariz.

10

MITO. La hembra de mantis se come al macho después del apareamiento.

VERDAD. Este comportamiento no es típico de las mantis.

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Esto sucede en casos muy, muy pero que muy extraños. Por lo general, este comportamiento no se considera para nada normal en las hembras de mantis.

11

Los búhos no son tan sabios ni ingeniosos. Experimentalmente, se ha descubierto que los cuervos, las palomas y los loros son mucho más inteligentes, y más fáciles de adiestrar.

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12

MITO. Los cocodrilos no saben moverse rápidamente sobre la tierra.

VERDAD. Los cocodrilos pueden correr a velocidades de hasta 15 kilómetros por hora.

Sobre la superficie terrestre, los cocodrilos pueden desplazarse a velocidades de hasta 15 kilómetros por hora, por lo que se le puede comparar con la velocidad de un gato corriendo.

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Gracias al conejo Bugs Bunny, este mito se hizo del todo popular. Por supuesto, los conejos comen zanahorias, pero prefieren mil veces más la hierba y las hortalizas de hojas verdes.

14

MITO. Los gatos siempre caen apoyándose sobre las cuatro patas.

VERDAD. Los gatos no siempre “aterrizan” sobre sus patas.

Al gato puede no darle tiempo a dar la vuelta, si se cae, por ejemplo, a poca altura. Además, los gatitos no tienen esta habilidad inherente por lo que, al llegar la vejez, muchos la pierden por completo.

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Los científicos metían a los ratones en los espacios donde estaban los elefantes, los colocaban sobre sus trompas e incluso entre su comida. Los paquidermos siempre reaccionaron con total calma.

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16

MITO. El guepardo es el animal más rápido del mundo.

VERDAD. El halcón peregrino es el más rápido.

Esta afirmación sobre los guepardos es cierta, si se mide la velocidad sobre la superficie terrestre. Pero si consideramos a todos los animales de nuestro planeta, el más rápido es un ave rapaz, el halcón peregrino que, al volar en picado persiguiendo a su presa, acelera hasta alcanzar los 390 kilómetros por hora.

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Estos seres tan lindos, tienen un metabolismo mucho más lento que otros animales de su tamaño. Por lo tanto, no sorprende que los perezosos se muevan tan lentamente.

18

MITO. Los humanos evolucionaron de los chimpancés.

VERDAD. Los chimpancés y los humanos tuvieron un ancestro en común.

Los científicos descubrieron que hace 6-8 millones de años, los humanos y los chimpancés compartían un ancestro común, del cual se llegó a la evolución posterior de los humanos y de estos simios tan genéticamente similares.