Nada dura para siempre, en particular, las ocupaciones de las personas. El trabajo a mano es sustituido por el de máquina; el mental, por computadoras, y, de algunas otras profesiones, la necesidad simplemente desaparece. Por ejemplo, en las salas de cine, desde hace mucho tiempo no se necesita tocar el piano, las lámparas de la calle se prenden por si solas y, al llamar por teléfono, no necesitas decirle a la operadora que te comunique con el número deseado.
Smalljoys ha echado un vistazo a la historia relativamente reciente y averiguó que, en los últimos 100 años, hemos perdido algunas cuantas profesiones que anteriormente eran muy populares.
Despertadores
Esta profesión se extendió en Gran Bretaña desde los tiempos de la revolución industrial y, si le creemos a la BBC, en algunos vecindarios del país duró hasta los años 70. Los “despertadores”, como no es difícil de adivinar por su nombre, despertaban a las personas para irse al trabajo, golpeando con un palo su ventana. Probablemente te preguntes “¿Y quién despertaba a los mismos “despertadores?”. Al parecer, nadie, estas personas dormían durante el día y se despertaban por la noche.
Músicos en el cine mudo
La profesión de los tappers, o “golpeadores”, fue necesaria en la época de las películas del cine mudo, las cuales requerían de acompañamiento musical. Los intérpretes improvisaban sobre la marcha eligiendo un tema conforme a los acontecimientos en la pantalla.
El mismo nombre de la profesión proviene del inglés tap que significa “golpear”. Los “golpeadores” realmente tenían que “tundir” las teclas para obtener sonidos de pianos baratos, ya que, por lo general, las salas de cine no gastaban mucho dinero en instrumentos musicales de calidad.
Aguateros
Es sorprendente, pero nosotros vivimos con un mayor lujo que la realeza del pasado, y esta es una de las razones: el sistema centralizado de abastecimiento de agua. Antes de su aparición, las personas tenían que cargar el agua por sí mismas, enviar a los sirvientes por ella o utilizar los servicios de los aguateros. Por supuesto, en nuestros tiempos, tenemos servicios del envío de agua potable, pero para todas las demás necesidades tenemos agua corriente.
Mecanógrafa
Esta profesión desapareció en 1990, cuando, en lugar de las máquinas de escribir, se adoptó el uso de computadoras e impresoras. Pero, hace 30 años, las mecanógrafas, un puesto generalmente ocupado por mujeres, se encontraban en cada institución. Ellas transcribían decenas de hojas de páginas manuscritas al día y no tenían derecho a cometer errores, ya que, de lo contrario, tendrían que reescribir toda la hoja nuevamente.
No es sorprendente que el corrector líquido, el cual muchos de nosotros utilizamos alguna vez en nuestra vida estudiantil, fue inventado por una mujer mecanógrafa llamada Bette Nesmith Graham.
Farolero
Un hecho curioso: en 1417, cuando en las calles de Londres aparecieron las primeras farolas callejeras por instrucciones del Alcalde Henry Barton, muchos ciudadanos estaban en contra de esta innovación. No obstante, las farolas se extendieron por toda Europa y, durante algunos cuantos siglos, se tuvieron que encender y apagar a mano, llenarse con líquido inflamable y limpiarse con frecuencia.
Todo esto estaba a cargo de personas especiales: los faroleros, una profesión necesaria hasta mediados del siglo XIX, cuando las lámparas de aceite fueron sustituidas por las de gas, las cuales se podían encender automáticamente.
Teamster
Hoy en día, el rol de los teamsters es llevado a cabo por los taxistas en sus “caballos de hierro”, mejor conocidos como automóviles. Sin embargo, en muchas ciudades todavía se pueden encontrar, ya que los viajes a caballo han pasado de ser una importante necesidad a una atracción para los turistas.
Telefonistas
Antes de la invención de la central telefónica, las personas se tenían que conectar manualmente. Esta ocupación era desempeñada por mujeres llamadas telefonistas. Se consideraba una profesión prestigiosa: los operadores aceptaban a mujeres de buenas familias, con una voz agradable, de buena salud, con un carácter no escandaloso y lo suficientemente altas para alcanzar la parte más alta del conmutador.
Para entender lo difícil que era esta profesión, mira la central telefónica internacional. Por supuesto, no es muy parecida a un sencillo dispositivo. Para tomar la llamada y elegir el conector correcto para la conexión con el usuario, las telefonistas tenían 8 segundos.
Lector en la fábrica
Los lectores eran contratados por las fábricas a expensas de los mismos trabajadores. Su obligación consistía en leer libros o periódicos para entretener a las personas durante la monotonía del trabajo.
Con la aparición de la radio, esta profesión quedó en el olvido. Sin embargo, aún hay un lugar donde todavía existe y es considerado un logro de la cultura inmaterial. Hablamos de Cuba, donde, en las fábricas de cigarros, los lectores de tabaquería, al igual que hace 150 años, les leen a los trabajadores en voz alta. A veces simplemente hablan con ellos sobre diversos temas, apoyándolos con palabras de aliento y consejos.
Ropavejero
Durante los siglos XIX-XX, en Europa y EE.UU. existieron compradores de telas y basura que servían como elemento principal en el sistema de procesamiento y reciclaje. Los ropavejeros compraban telas y harapos de lana, papel, cuerdas de los habitantes, de las cuales se volvía a hacer papel o telas. También recolectaban huesos con los que se elaboraba pegamento y fertilizantes, además de lavar botellas y corchos.
Florecimiento de la profesión: hacia el año 1884, París contaba con cerca de 50 mil ropavejeros. Pero, con el desarrollo industrial y la aplicación de nuevas tecnologías, una gran cantidad de basura fue sustituida por otros componentes (por ejemplo, el fertilizante no se obtiene a través de huesos, sino de fosfato). Los fabricantes se volvieron más exigentes con la calidad de las materias primas y, en general, esta ocupación ya no era necesaria.
Despachadores de hielo
La práctica de la recolección y conservación de hielo para su uso en la temporada calurosa existió en una gran cantidad de países del mundo, pero, en el siglo XIX, apareció una industria completa dedicada a la venta de hielo, el cual se cortaba en la época de invierno de las superficies de masas de agua.
En la foto superior puedes ver a dos chicas que aprendieron la profesión de la entrega de hielo a domicilio durante la Segunda Guerra Mundial. A juzgar por la manera en la que el hielo es colocado directamente en el camino, a principios del siglo XX no había preocupación alguna por la salubridad de los productos alimentarios.
Colocador de bolos
El colocador de bolos, o pinspotter, del inglés pin (“bolo”), era una persona que manualmente colocaba los bolos en la bolera y regresaba la bola de boliche a su lugar. El trabajo era mal remunerado y se ejercía principalmente por la noche; por eso, frecuentemente, los adolescentes se encargaban de esta tarea. Este trabajo tuvo demanda hasta la invención de la máquina colocadora de bolos en 1936, por lo cual la necesidad del trabajo manual desapareció.
Computadora humanas
Por alguna razón, algunas personas consideran que las mujeres, a diferencia de los hombres, tienen menos desarrolladas sus capacidades matemáticas. Pero la práctica demuestra lo contrario: hasta antes de la aparición de las poderosas computadoras, las profesiones de calculistas o “computadoras humanas” fueron completamente ocupadas por el sexo femenino.
Un equipo de mujeres calculistas participó en el diseño de grandes instalaciones de ingeniería, el desarrollo de armas durante la Segunda Guerra Mundial y la programación de los primeros dispositivos de cálculo.
Por cierto, gracias a un grupo de tales mujeres fueron posibles los lanzamientos a la órbita. Pero, por desgracia, su papel no fue ampliamente conocido, por lo menos no hasta la salida de la película biográfica Talentos ocultos en el 2016.
Recolector de sanguijuelas
Aunque parezca difícil de creer, hoy en día, en algunas partes del mundo, esto se sigue practicando. Los recolectores de estas desagradables criaturas frecuentemente utilizaban sus piernas como “cebo”, lo que repercutía en su salud negativamente. Por fortuna, hoy en día, las sanguijuelas medicinales no tienen que ser capturadas en pantanos, sino que son criadas en incubadoras especiales.