¡Los hombres y las mujeres somos muy diferentes! Esto se manifiesta tanto en cosas serias como en detalles pequeños.
1. Al quitarse la ropa
Los hombres y las mujeres se desvisten de distinta forma : los hombres suelen llevar los brazos hacia atrás y jalan la ropa de la espalda por el extremo superior. Las mujeres cruzan los brazos enfrente y levantan la prenda por el extremo inferior de tal forma que la prenda siempre quede al revés. Los hombres pueden aplicar ambos métodos pero las mujeres siempre usan el mismo. Y no es porque se les enseña así. Simplemente la ropa de las mujeres es más entallada y no se puede jalar tan fácil mientras que los hombres tienen prendas más holgadas.
2. Cuando enseñan las manos
Cuando les pides que te muestren las manos abiertas, los hombres que no tienen nada qué ocultar, te extenderán las palmas de las manos, mientras que las mujeres, por alguna razón, siempre enseñan el dorso de las manos. Tal vez sea porque quieren presumir su manicura (es broma).
3. Al lanzar una pelota
Por lo general, el hombre las lanza con un movimiento por detrás de la cabeza; la mujer, de arriba hacia abajo sujetando la pelota con ambas manos enfrente de ella.
4. Cuando bostezan
Paris Hilton y el ex primer ministro británico Tony Blair. Los hombres, por lo general, se tapan la boca con su mano empuñada; las mujeres, con la palma de la mano, así quizá lucen más elegantes y “femeninas”.
5. Al momento de escuchar
Las mujeres escuchan mejor que los hombres y distinguen bastante bien las frecuencias altas. El cerebro de una mujer está programado para el llanto del bebé, mientras que la mayoría de los hombres no oyen nada en la noche y duermen como rocas. Si en algún lado maulla un gatito, la primera en notarlo será la mujer. Al mismo tiempo, los hombres determinan mejor la dirección del sonido y navegan en el espacio, por lo cual, sin problema alguno, podrán descifrar dónde se esconde el gatito.
6. Cuando se sientan
Jennifer López y Johnny Depp. La mujer se sienta con las rodillas juntas o, al menos, manteniendo los glúteos de forma paralela el uno al otro. El gesto típico de las mujeres es cruzar las piernas. Los hombres prefieren tener las piernas separadas. En parte es porque usamos prendas diferentes: una mujer en mini falda con la piernas separadas se vería mal. Y los orígenes de la postura masculina llevan a nuestras raíces animales, es la postura de macho alfa en una manada que demuestra su masculinidad.
7. Al distinguir entre derecha e izquierda
Los hombres jamás confunden derecha e izquierda porque emplean o el hemisferio derecho o el izquierdo. Sin embargo, si le preguntas a la mayoría de las mujeres cuál es su mano izquierda, la respuesta no suele ser instantánea. Mirarán sus anillos o se acordarán con qué mano escriben.
8. Cuando ven
Los hombres ven de forma clara enfrente de ellos y sus ojos se pueden comparar con un binocular. Esto se llama “visión de túnel”, visión de cazador que ayuda a rastrear y encontrar la presa. Las mujeres tienen mejor desarrollada la visión periférica. Lo que sucede es que, patológicamente, la mujer debe poder ver todo el espacio alrededor para poder controlar a sus hijos y darse cuenta del posible peligro a tiempo. Por eso el hombre a veces siente como si le hubieran jugado una broma y culpa a la mujer por haber escondido sus cosas. Calcetines, ropa interior, mantequilla, llaves del auto, carteras… todo está en su lugar, solo que el hombre a veces no puede verlo.
9. Al amarrarse la bata
Charlie Sheen y Scarlett Johansson
Las mujeres amarran su bata en la cintura; los hombres, en la cadera. El motivo puede ser que las mujeres buscan resaltar su cintura de avispa incluso en una bata holgada, mientras que a los hombres no les interesa este detalle. O tal vez así se sienten más cómodos, ¿tú qué opinas?
10. Cuando entienden los sentimientos de los demás
La mujer descifra de inmediato las señales verbales y visuales. Cuando entra a una habitación donde hay gente desconocida, en primer lugar empieza a observarla y rápidamente determina quiénes están en paz, quiénes andan de pelea y cómo se siente la gente en general. Cuando el hombre entra en una habitación, escanea el espacio registrando las entradas y salidas, buscando caras conocidas y los rostros de enemigos potenciales. Su mente lógica resalta qué es lo que se tiene que corregir, por ejemplo, una ventana rota o un foco quemado. Por la misma razón, el hombre, por lo general, no entiende por qué su mujer está ofendida hasta que ella misma se lo cuenta. Tampoco se debe creer que la respuesta “No, no estoy molesta” sea cierta, la mujer siempre tiene esperanzas de que el hombre lea sus señales ocultas.
11. Al concentrarse en sus tareas
El hombre es capaz de concentrarse solo en una cosa a la vez. Si hablas con él cuando se afeita, se puede cortar; si le pides que te alcance un cubierto mientras lava los trastes, seguro romperá un plato. Las mujeres son capaces de realizar varias tareas a la vez: cocinar, hablar por teléfono, trabajar, limpiar la casa… La explicación radica nuevamente en el cerebro y en las funciones que naturalmente cada quien tiene predeterminadas.
Antiguamente, si un hombre se distraía durante una cacería viendo el paisaje, su familia se quedaba sin comida. Y si la mujer se concentraba únicamente en la recolección de bayas y hierbas, como mínimo perdía a un par de hijos; lo mismo ocurre en la actualidad, sólo que con el toque moderno.
12. Cuando superan los problemas
Cuando una mujer está en problemas, le es fácil exteriorizar sus emociones, de hecho cuanto más habla de su situación, mejor se siente. A los hombres, en cambio, les cuesta un poco más esto, por ello suelen intentar distraerse de los inconvenientes viendo la tele o recostándose en su sillón favorito en silencio.
13. Al guardar la información en su cabeza
Las mujeres tienen una especie de almacén en su cabeza, con muchas repisas y estantes, donde cada cosa está en su lugar. Las mujeres siempre recogen cuidadosamente la información acerca de cualquier cosa en el mundo: la ubicación de objetos, qué cosa le gusta a quién, cuándo cumplen años sus seres queridos, qué debe empacar su niño en la mochila de la escuela y qué fue lo que le pidió su mamá. Los hombres solo recuerdan lo que en ese momento realmente les interesa, el resto pasa desapercibido.
Por cierto, es por eso que los hombres nunca saben dónde están las tijeras o la sal. Y las mujeres son seres tan asombrosos que, además de todas sus responsabilidades, SIEMPRE recuerdan este tipo de detalles… ¡Por eso y más son los seres más amados del mundo! ¡Admiremos nuestras diferencias y valoremos nuestras similitudes! Por algo somos diferentes, la atracción de dos polos opuestos da lugar a la magia que se llama amor.
Bonus: 12 Hábitos que solo tienen las personas muy educadas
Ser cortés es muy importante para nuestra vida social y empresarial, pero a veces puede causar vergüenza a los demás o a nosotros mismos. La regla esencial es mostrar respeto. Pero hay una muy delgada línea entre ser respetuoso y convertirse en un objetivo fácil para todos los malos en este mundo o, a la inversa, tender a ser grosero.
1. Dejan que el anfitrión se siente primero y nunca se sientan al final
Como parte de la etiqueta de negocios, se considera educado permanecer de pie hasta que tu anfitrión tome su lugar. Si no hay uno, entonces no debes sentarte hasta que lo haga la persona más vieja en la mesa. Pero si eres el empleado más joven en una reunión o conferencia, no tienes que esperar a que todos tomen asiento. Ese comportamiento puede ser desagradable para otros y podría interpretarse como “un deseo de permanecer en el círculo”, lo cual no es siempre tan conveniente para tu carrera-
2. Están dispuestos a ayudar pero no dejan que las personas caminen sobre ellos
La cortesía significa tener respeto, pero para respetar a los demás primero debes aprender a hacerlo contigo mismo. Es agradable dar una mano aquí o allá y ser un empleado eficaz, pero esto no debe convertirse en decir siempre “sí”. La gente simplemente te considerará una persona débil y te forzará a hacer cosas, incluso si te niegas. Tratarán de que te ocupes de su trabajo aunque ya estés cargado con el tuyo.
3. Dan consejos cuando se les pregunta pero nunca toman decisiones por ti
Esto se refiere principalmente a ordenar por alguien en un restaurante o decidir algo por otra persona,cuando ella debería decidir por sí misma. Sí, es educado ayudar a otros, pero deberías de hacerlo con gracia. Las personas con clase siempre recuerdan que lo correcto para ellos puede no serlo para los demás, y permiten que el otro ordene por sí mismo en todo momento, para que el otro no se sienta avergonzado.
4. Saben cómo escuchar sin ofrecer consejos
Los amigos y los colegas tienden a expresar o desahogar sus problemas con otros, pero esto no significa que se deba dar algún tipo de consejo. Aconsejar a alguien generalmente puede parecer que se le está juzgando o criticando. Las personas educadas nunca juzgan a otros por tener diferente cultura, raza o sexo. Ellos se dan cuenta de que tampoco son perfectos. Si quieres ser respetuoso, debes mantener tus opiniones para ti mismo, a menos que te lo soliciten.
5. Dan cumplidos, pero nunca sobre la apariencia de alguien
Dar cumplidos o elogiar a los colegas por sus habilidades o logros es parte del “código comercial”, pero nunca debes comentar sobre la apariencia de alguna persona. No todos están dispuestos a recibir dichas palabras y a menudo esto solo los hace sentir inseguros o cohibidos.
6. Son excelentes anfitriones pero nunca recogen la mesa demasiado temprano
Esto es algo que la mayoría de nosotros hacemos. Parece bastante educado limpiar o retirar de la mesa los platos sucios mientras todavía hay gente comiendo para poder despejar todo. Pero algunos expertos de etiqueta afirman que este hábito puede estresar a las personas. Pareciera que quieres que tu invitado se apure, coma y se vaya. Es mejor esperar hasta que todos hayan terminado su comida o reemplazar el plato vacío por uno nuevo. Esto es algo que algunos camareros también deberían notar.
7. Son muy comunicativos, pero nunca asienten cuando no pueden escuchar a sus acompañantes
Es muy importante mantener una conversación, especialmente cuando estás en algún tipo de evento dentro de las redes de comunicación. Pero no importa qué tan ruidoso sea y cuán abarrotado esté el lugar, nunca debes fingir escuchar lo que alguien dijo si no fue así. Incluso si parece que la otra persona no se ha dado cuenta de que has fingido una reacción, seguramente si lo notó.
Aunque tratamos de ser amables, cuando hacemos esto, solo estamos alejando a las personas de nosotros mismos. Es mejor hacer preguntas, aclarar y mostrar interés en la conversación. Muestra que te importa un poco.
8. Saben que llegar tarde a una fiesta es de mala educación, pero tampoco asisten muy temprano
Incluso si suena increíble, asistir temprano a un evento para ayudar a las personas que no te lo han pedido no es muy cortés, en realidad es tan grosero como llegar tarde. Tus intenciones podrían ser muy buenas pero pudieran interponerse en el camino del anfitrión y sorprenderlo antes de que esté todo listo para recibirlo. Eso puede ser bastante incómodo.
9. Son maestros de la charla, pero no vuelven las conversaciones demasiado personales
Sí, es muy educado conversar con tus nuevos compañeros de trabajo o con personas que acabas de conocer, pues eso te hace amistoso y abierto para tener nuevos contactos. Pero nunca debes compartir tus historias de vida con ellos, pues eso puede hacer que la gente desconfíe de ti.
Una persona notablemente educada debe ser un maestro del jiu-jitsu social. Es el arte antiguo de hacer que otras personas hablen de sí mismas sin que ellas lo noten.
10. Son amigables pero nunca tocan a las personas ni se sientan demasiado cerca de ellas
Incluso si crees que darle palmaditas a alguien en el hombro o en el antebrazo es extremadamente amable y cortés, no lo es. Las personas educadas esperan que la otra establezca “las reglas de roce”: no tocar a menos que sean tocados primero por un extraño. Recuerda mantenerte a una distancia educada de tus colegas y socios (aproximadamente, a un brazo de distancia). Pero si realmente no puedes prescindir de un pequeño toque aquí y allá, no te olvides de preguntar primero.
11. Mantienen el contacto visual, pero nunca miran fijamente
Mantener un contacto visual es el mensaje más cortés y sin palabras que puedes enviar a otros. No tener suficiente puede hacer que parezcas indigno de confianza. Pero si la otra persona ni siquiera te mira, tratar de hacer contacto con ellos se verá como si estuvieras espiando, y todos sabemos que no es educado mirar fijamente.
12. Sostienen las puertas, pero no exageran
Dejar que una puerta se cierre en frente de alguien es bastante grosero, ¿no es así? Es por eso que es una cortesía común el mantenerlas abiertas para los demás, pero no siempre. Todo depende de la distancia entre la persona y tú. Si ella está justo detrás de ti, entonces no debes cerrar la puerta, pero si está a un kilómetro de distancia, sería bastante incómodo esperarla ahí parado. Siempre debes tener en cuenta esa delgada línea y confiar en tu detector de zona de confort interior.