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10 Cosas que debes saber sobre los diferentes procesos de parto


El parto es un proceso hermoso. Sin embargo, también es doloroso y traumático para la madre, aunque todas las molestias son olvidadas una vez que se tiene al bebé en brazos. Hay dos alternativas en cuanto a la forma en la que un niño puede venir al mundo. El parto natural es la primera opción y es la forma en la que la naturaleza concluye un embarazo entre la semana 38 y la 42. La segunda es la cesárea, la cual consiste en una intervención quirúrgica para extraer al bebé del vientre de su madre.

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Smalljoys quiere que sus lectores estén bien informados, por eso ha hecho una recopilación de las ventajas y desventajas de cada uno de los procedimientos para que puedan tomar la mejor decisión a la hora de pensar en la llegada del bebé.

1. ¿Cómo sucede?

  • Parto natural: el trabajo de parto comienza con las contracciones, que, con el tiempo, aumentan de intensidad hasta que el bebé desciende por el canal de parto y nace.
  • Cesárea: es una intervención quirúrgica en la que deben abrirse 7 capas de piel en el vientre bajo para poder llegar hasta el útero, en donde está el bebé. Luego de que este nace, el pediatra le realiza un chequeo mientras la madre sigue en la sala de operaciones, recibiendo una sutura en la herida.

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2. Motivos para optar por un método u otro

  • Parto natural: es la forma prevista por la naturaleza para que los seres humanos vengan al mundo. Cuando el bebé está preparado para nacer es cuando comienzan las contracciones.
  • Cesárea: inicialmente, solo se realizaba por indicación médica en el caso de que un parto representara riesgos para la mamá o el bebé. Por ejemplo, si el niño no estaba en posición, si había riesgo de contagio de alguna enfermedad en el parto, si la madre corría peligro, entre otros motivos. Pero ahora también hay cesáreas electivas, en las que la paciente solicita a su médico programar la operación por distintos motivos.

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3. Hospitalización

  • Parto natural: por lo general, cuando no hay complicaciones, suele ser de entre 1 y 2 días. Tiempo suficiente para que la mamá se recupere un poco y el equipo médico pueda comprobar que tanto ella como el bebé están en perfectas condiciones.
  • Cesárea: las cesáreas son una intervención quirúrgica, por lo tanto, el tiempo de estadía en el hospital es mayor y suele ser de entre 3 y 4 días, para poder seguir suministrándole a la madre medicamentos para el dolor de la herida, antibióticos y asegurarse de que el bebé ha expulsado todo el líquido amniótico y no tiene ningún problema.

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4. Riesgos

  • Parto natural: aunque es el más recomendado, también presenta algunos riesgos que varían en cada madre y cada embarazo, pero existen probabilidades de que, si se complica, las mujeres puedan tener prolapso de suelo pélvico, incontinencia urinaria o hemorragia. Y, en el caso de que se haya hecho episiotomía, esta puede infectarse.
  • Cesárea: es más riesgosa para la vida de la madre, ya que hay posibilidad de sufrir sangrado excesivo, cicatrices, coágulos, posibles infecciones, riesgos por anestesia y dolor postparto que dura por más tiempo. Los avances tecnológicos en la medicina han permitido que las cesáreas sean más seguras que antes y ayuden a prevenir partos de riesgo.

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5. Contacto con el bebé

  • Parto natural: la madre se recupera más rápido y puede tener contacto temprano con el bebé y empezar a amamantarlo de inmediato. Este se beneficia de eso, y algunos estudios establecen que este contacto ayuda al bebé a crecer sintiéndose más seguro, ya que favorece la interacción madre-hijo y el aprendizaje.
  • Cesárea: la madre tarda más tiempo en tener contacto con el bebé. Se lo acercan después de la cesárea por unos segundos y luego vuelve a verlo hasta horas después. Todo depende del período de recuperación de la mujer y de los chequeos médicos al recién nacido. Aunque hay quienes asegurar que separar al niño de su madre produce ansiedad y es estresante para el bebé.

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6. Respiración del bebé

  • Parto natural: al momento del parto, la caja torácica del bebé se comprime contra el canal de parto, y eso le ayuda a expulsar todo el líquido amniótico de sus pulmones. De esta forma, se adapta más fácil al aire y puede empezar a respirar sin problemas de inmediato.
  • Cesárea: el bebé puede tener problemas respiratorios en las primeras horas después del nacimiento debido a que tiene mayor dificultad para expulsar el líquido amniótico. En muchas ocasiones deben ser aspirados para poder ayudarles a eliminar lo que no han podido eliminar de sus pulmones. Algunos estudios han demostrado que los bebés que nacen por cesárea corren más riesgo de padecer asma, alergias y enfermedades de las vías respiratorias que aquellos que nacen por parto normal.

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7. Dolor

  • Parto natural: durante el parto, a la madre se le puede administrar anestesia para aminorar el dolor de las contracciones, aunque no todas la aceptan y optan por continuar sin medicación. Esto tiene que ver también con el tiempo que lleven en el trabajo de parto, ya que muchos médicos dan esa opción a sus pacientes cuando ven que el progreso es muy lento. Los días posteriores habrá molestias, pero no dolores intensos.
  • Cesárea: se utiliza una inyección de anestesia en la espalda que adormece el cuerpo de la mujer desde la cintura hacia abajo para poder realizar la intervención. Una vez puesta, el médico espera un tiempo prudencial antes de empezar la operación. En el caso de la cesárea, el dolor más intenso se sufre después del parto, al despertar de la anestesia, y los días posteriores.

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8. Duración

  • Parto natural: cada embarazo es diferente en cada mujer, por lo que el trabajo de parto puede durar hasta 10 horas cuando la madre es primeriza, pero puede extenderse a días desde que empiezan las primeras contracciones. Las mujeres que ya han dado a luz pueden tener trabajos de parto más rápidos.
  • Cesárea: la intervención quirúrgica puede durar entre 45 y 60 minutos. Una vez que ingresan al quirófano, se espera a que la anestesia haga efecto y el bebé es sustraído del vientre de la madre en minutos. Luego, lo más tardado es la sutura de las capas de la piel y la recuperación de la madre.

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9. Posparto

  • Parto natural: si no hay complicaciones, la madre y el bebé pasan a sala de recuperación 1 hora después del parto. Las molestias pueden durar alrededor de 7 días, pero el cuerpo tardará meses en recuperarse y volver a su tamaño normal.
  • Cesárea: todo es más doloroso después de la operación y la recuperación es más lenta, debido a la intervención quirúrgica. El dolor intenso de la herida puede durar hasta 10 días y las molestias pueden estar presentes hasta un mes y medio después. Al igual que en el parto normal, toma un tiempo para recuperarse en su totalidad.

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10. Efecto en los niños

  • Parto natural: los niños tienen menos problemas respiratorios, ya que ese es uno de los beneficios más importantes del parto natural. Según algunos estudios, los bebés que nacen mediante este tipo de procedimiento tienen un mejor orden hormonal y metabólico, ya que producen hormonas que activan el sistema metabólico y optimizan la circulación sanguínea.
  • Cesárea: algunos estudios sugieren que los niños que nacen por cesárea son más propensos a padecer alergias, obesidad y diabetes.

Recuerda siempre consultar todas tus dudas con tu médico. ¿Qué tipo de parto prefieres? ¿Ya eres madre? Nos gustaría saber cuál fue tu experiencia a la hora de traer a tu hijo o hijos al mundo.

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Bonus: 8 Cosas que toda mujer debe aprender antes de dar a luz

1. Cuidado prenatal

Inmediatamente después de que una mujer tiene la confirmación médica de que va a ser madre,es vital que lleve a cabo sus propias indagaciones para elegir a un ginecólogo que se acomode a sus necesidades. Después, el ginecólogo le informará sobre cómo hacer que su embarazo vaya por el buen camino y no se produzcan complicaciones, así como programará sus chequeos mensuales al objeto de asegurarse de que todo vaya según lo previsto.

Así, se analizará que tanto la salud de la mujer como la de su futuro hijo vayan en la dirección correcta, además de que se podrán identificar posibles trastornos en el desarrollo de este último que puedan ocurrir en una etapa temprana y prepararse en consecuencia.

El ginecólogo podrá informar a la futura mamá sobre cómo cambiará su cuerpo durante el primer mes de su embarazo y cómo evoluciona el desarrollo del feto. Algunos ginecólogos recetarán vitaminas prenatales como el ácido fólico, que previene los defectos del tubo neural y asegura un parto en las mejores condiciones.

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2. Estudiar su historia familiar y posibles enfermedades hereditarias

Además de cuestionar cosas obvias, por ejemplo, si tendrá los ojos azules de la madre o el cabello castaño del padre, el bebé puede heredar más cosas, ya que la herencia genética puede ser rastreada hasta siete generaciones atrás. Es importante, incluso antes de incrementar la familia, que ambos padres investiguen sus antecedentes familiares con el fin de proporcionar a su bebé el comienzo de la vida más sano posible. Ambos deben conocer si existen antecedentes de discapacidades, malformaciones de nacimiento o enfermedades genéticas en la familia que el bebé podría heredar.

Conociendo esto, los padres podrán abordar esos problemas en una etapa muy temprana. Con base a esa historia clínica, los ginecólogos remitirán a los padres a recibir asesoramiento genético y una vez realizadas una serie de pruebas en este campo se podrían identificar posibles problemas de salud susceptibles en el bebé de heredar.

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3. Conocer qué alimentos se pueden comer y los que deben evitarse antes de dar a luz

La frase “comer por dos” es del todo precisa si se percibe como “comer para dos”, lo que supone no el doble de comida, sino alimentarse en función de nutrientes, vitaminas y minerales que necesitan tanto la madre como el bebé. Una dieta alta en hierro, calcio, ácido fólico y proteínas se antoja vital, así como algunas calorías adicionales que garanticen que ambos reciben todos los alimentos nutritivos y saludables que su organismo demanda durante el embarazo.

Es importante tener en cuenta que una mujer embarazada necesita más vitaminas y minerales y, a veces, los suplementos no pueden competir de ningún modo con una dieta sana. Los malos hábitos alimenticios pueden aumentar el riesgo de diabetes gestacional y pueden desencadenar complicaciones relacionadas con la salud durante el parto.

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Es realmente importante tener todo claro

Alimentos que se recomiendan comer:

  • los productos lácteos son ricos en proteínas y calcio, por lo que son esenciales para un feto en crecimiento. Además, es importante comer yogur, debido a sus propiedades probióticas;
  • las legumbres son ricas en folatos y fibra y pueden reducir el riesgo de malformaciones de nacimiento y enfermedades;
  • las batatas y las zanahorias son una excelente fuente de betacaroteno que el cuerpo de la madre transforma después en vitamina A, que ayuda a la producción normal de células;
  • los alimentos ricos en omega 3, como el salmón, son ideales para el desarrollo del cerebro en un feto en crecimiento;
  • las hojas verdes contienen los nutrientes más importantes para un bebé en gestación, ya que son ricos en hierro y fibra;
  • la carne magra es una fuente alta de hierro, proteínas y vitamina B, los cuales son importantes durante el embarazo;
  • el aceite de hígado de pescado puede proporcionar todos los ácidos grasos omega 3, la vitamina A y la vitamina D, que son extremadamente importantes durante el embarazo y pueden tomarse como una alternativa, especialmente, cuando la madre no consume pescado;
  • las bayas y frutas del bosque son ricas en vitamina C, fibra y antioxidantes que pueden ayudar a combatir el estreñimiento que suele producirse durante la gestación;
  • los cereales integrales son ricos en fibra, vitamina B y magnesio, que las mujeres embarazadas requieren en grandes cantidades.

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Alimentos que se deben evitar:

  • los huevos crudos o parcialmente cocidos con riesgo de albergar salmonela;
  • los patés, ya que estos contienen listeria, peligrosa durante el embarazo;
  • la carne cruda o poco cocida, ya que existe un alto riesgo de contraer toxoplasmosis;
  • las carnes curadas frías como el salami, pepperoni, chorizo ​​y jamón, ya que contienen parásitos que causan toxoplasmosis;
  • el hígado, por ser extremadamente rico en vitamina A y puede causar daños al feto.

NOTA: Es importante consultar primero al médico sobre las restricciones y necesidades en la dieta durante el embarazo, ya que este podrá proporcionarte un plan de alimentación al objeto de obtener todos los nutrientes necesarios y evitar la comida nociva que puede dañar al futuro bebé.

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4. Averiguar qué ejercicios son seguros de hacer durante el embarazo

Hacer ejercicio todos los días puede garantizar el funcionamiento normal del cuerpo de una mujer, el cual está en constante cambio durante el embarazo. Dado que el parto requiere de mucha fuerza física y de energía, el ejercicio es necesario en esta etapa. Mantenerse activa puede reducir el riesgo de sufrir complicaciones, tanto durante el embarazo como con el parto. Incluso si una mujer no era físicamente activa antes de quedar embarazada, puede comenzar a hacer ejercicio mientras está en estado. La actividad física puede ayudar a reducir las molestias que acompañan al embarazo.

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Así como contribuir a construir músculos fuertes para reducir dolores durante la gestación y el momento de dar a luz.

Ejercicios para hacer:

  • elige actividades aeróbicas que puedan ayudar a tu corazón a latir más rápido como caminar, nadar y bailar;
  • toma descansos cuando sientas que te falta el aire;
  • bebe abundante agua antes y después de los ejercicios;
  • si eliges levantar pesas, opta por aquellas extremadamente ligeras, 3 kilos, por ejemplo;
  • asegúrate de exhalar cuando estés levantándolas e inhalar cuando te relajas.

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Ejercicios que debes evitar:

  • evita levantar mucho peso, ya que puede poner en tensión la zona de la pelvis o la zona inferior de la espalda;
  • no contengas la respiración mientras haces ejercicio, trata de respirar con normalidad;
  • evita los ejercicios que requieran tumbarte bocarriba;
  • evita los ejercicios que puedan hacerte caer;
  • evita practicar cualquier tipo de deporte que pueda causarte lesiones.

NOTA: Sin embargo, es importante que las mujeres embarazadas consulten con su médico los tipos de ejercicios que se pueden realizar durante el embarazo y los que se deben evitar, ya que pueden poner en riesgo tanto su salud como la de su futuro hijo.

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5. Aprender las posiciones más adecuadas para dormir

El cansancio y la fatiga son muy comunes durante un embarazo, especialmente durante las primeras 12 semanas, y hay algunas posiciones para dormir que pueden resultar peligrosas a medida que avanza la gestación. Según el Servicio Nacional de Salud del Reino Unido, la postura más segura para dormir resulta sobre tu lado izquierdo. Dormir a la derecha puede provocar una insuficiencia venosa, lo que en nada beneficia a la futura mamá.

Según una investigación, dormir bocarriba a partir de la semana 28 del embarazo puede aumentar el riesgo de muerte fetal. Esto responde a que la posición limita el flujo de sangre y oxígeno que llega al futuro bebé. Si te despiertas de espaldas, puedes cambiar tu posición y dormir de lado. También puedes probar a usar un cojín de embarazo que puedes colocar entre tus piernas, algo que trata de evitar que te gires y acabes durmiendo bocarriba.

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6. Aprender sobre los beneficios del yoga y el autocuidado

No se puede negar que estar embarazada puede ser emocional y físicamente estresante. Cuidar una nueva vida dentro de tu cuerpo significa que, pase lo que pase, el bebé está presente. Por lo tanto, es importante cuidar de uno mismo lo máximo posible, evitando situaciones desagradables o aquellas que te puedan estresar.

Según el Instituto Nacional de Salud del Reino Unido, el yoga ofrece una variedad de beneficios para la salud, tanto para el cuerpo como para la mente, especialmente cuando llega un embarazo:

  • te ayuda a manejar el estrés que te acompaña en la gestación;
  • te ayuda a prevenir muchas enfermedades que pueden ocurrir durante el embarazo. Por ejemplo, un edema, diabetes o hipertensión gestacional;
  • mejora la estabilidad del humor;
  • ayuda a eliminar dolores;
  • previene el exceso de peso;
  • reduce el nivel de ansiedad que sufre tu cuerpo durante el parto.

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7. Aprender sobre la transición prenatal

El período prenatal es la transición a la paternidad y se produce cuando una mujer todavía está embarazada. No hay un mes fijo porque cada persona experimenta el cambio emocional del embarazo en diferentes momentos. Pero suele ocurrir al pasar el tercer o cuarto mes. Durante este período, ambos padres pasan por cambios psicológicos y sociales significativos mientras intentan comprender cómo adaptarse a sus nuevos roles como padres y el estrés aumenta a medida que se acerca la fecha del parto.

Los padres que esperan gemelos o trillizos sufren más estrés que los que esperan solo a un hijo. Esto se debe a que tienen responsabilidades dobles o triples que cubrir. Además, requieren de más tiempo libre para recuperarse del parto y de más ayuda por parte de su cónyuge y familia. A veces, esto puede generar mucho estrés en ambos padres, justo antes de dar a luz, ya que están tratando de averiguar cómo pueden gestionar todo eso.

A la mayoría de las parejas les resulta difícil comunicarse entre sí durante ese tiempo y no se dan cuenta, pero según los expertos esto es algo completamente normal. Tras nacer el bebé, el estrés va eliminándose poco a poco y la mayoría de las parejas vuelve a la normalidad ya en sus roles como nuevos padres.

Si experimentas estos cambios en tu relación, es importante que entiendas que tú y tu pareja están atravesando por algo completamente normal y que el estrés responde a que todavía no entiendes cómo será eso de ser padre. Pero una vez que nazca tu bebé, verás que todo pasará con naturalidad y el estrés se desvanecerá.

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8. Aprender sobre el parto y el nacimiento

El parto es una experiencia muy emocionante que requiere de fuertes mecanismos psicológicos y físicos para afrontarlo. Es el dolor más intenso por el que puede atravesar una mujer, pero al ser una experiencia que cambia la vida, la futura madre no siente tanto el dolor y este se desvanece con el tiempo. Según una investigación, el 90% de las mujeres encuentran el dolor satisfactorio 3 meses después del parto y lo consideran una experiencia positiva.

Sin embargo, es importante consultar al ginecólogo para comprender las señales y los síntomas que indican que te vas a poner de parto. La señal más obvia son las contracciones frecuentes que aumentan el dolor y la duración a medida que va pasando el tiempo. Los ginecólogos recomiendan que las mujeres intenten caminar cuando comienzan a tener contracciones al objeto de sentirse más cómodas.

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El dolor durante el parto consta de dos componentes:

  • El dolor visceral, que se produce en las primeras etapas del parto, cuando la presión se transmite al cuello uterino y hace que este se estire.
  • El dolor somático, que se produce más tarde, durante el parto en sí mismo, cuando el dolor se produce por el estiramiento del canal de parto inferior y el perineo y se transmite por el nervio pudendo.

Es extremadamente importante que las madres estén en constante comunicación con su médico antes y después de dar a luz y hablen con estos sobre cualquier inquietud o problema que pueda surgir. Siempre se debe consultar al doctor sobre la alimentación, ejercicios y cualquier actividad que puedan dañar al bebé y que, a simple vista, no parezca obvio.

¿Alguna vez has estado embarazada? ¿Qué consejo le darías a las futuras mamás? Por favor, cuéntanoslo en la sección de los comentarios de este artículo.

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