Todos sabemos que para lucir jóvenes y estar sanos necesitamos comer saludable y hacer ejercicio. Pero el estado de nuestra piel no refleja el estilo de vida que llevamos, sino algunos detalles que pueden parecer insignificantes.
Smalljoys te aconseja prestar atención a los siguientes 10 hábitos a primera vista inofensivos que en realidad afectan el estado de nuestra piel.
10. Posición al dormir
Cuando duermes boca abajo, tu cabeza está volteada hacia un lado: esto provoca tensión en los músculos del cuello y los hombros y también empeora el flujo sanguíneo en el cerebro. Las bolsas debajo de los ojos y la hinchazón son una consecuencia más de esta postura. Intenta dormir de espaldas o de lado, ¡pero no todo el tiempo! La misma posición puede cambiar el contorno del rostro.
Otro hábito importante para la piel es la elección de la almohada. Si duermes en una almohada demasiado alta, interrumpes el flujo sanguíneo normal y te garantizas un par de arrugas extra. Elige la almohada de tal manera que el cuello quede recto y el mentón no se pegue al pecho.
9. No usar lentes de sol
La protección del sol es garantía de una piel saludable. Además, la piel alrededor de los ojos es muy delgada y fácilmente se arruga cuando entrecierras los ojos con la luz solar. Por eso, toma por una regla usar lentes oscuros en los días soleados (sin importar la estación del año).
8. Forma de comer
Si sueles masticar sólo con un lado, puedes desarrollar la asimetría del rostro: de un lado los músculos se pondrán más débiles y del otro, siempre estarán tonificados.
7. Conversaciones por teléfono
Al presionar el móvil entre la oreja y el hombro, provocas la aparición de pliegues y arrugas en el cuello y la flacidez de la mejilla. Si sueles hablar mucho por teléfono, opta por manos libres o altavoz.
6. El uso de tablet o smartphone
Por lo general, sujetamos la tablet o el móvil de tal forma que la cabeza esté mirando hacia abajo, hecho que puede provocar la hinchazón y “cuello de tortuga”: piel flácida y arrugas. Intenta no bajar la cabeza todo el tiempo mientras escribes mensajes o revisas tus redes sociales desde el móvil o la tablet.
5. La costumbre de apoyar el mentón en la mano
Si usando la computadora o leyendo tienes la costumbre de apoyar tu mentón sobre la mano, intenta hacerlo menos. En esta posición la piel del rostro se vuelve menos elástica, empieza a colgarse y aparecen las arrugas prematuras.
4. Cejas fruncidas
La tristeza provoca expresiones faciales nocivas: cejas fruncidas, labios apretados, músculos faciales tensos. Cuando te das cuenta de que sin querer estás frunciendo las cejas debido a algunos pensamientos pesados, intenta imaginar cómo mueves las orejas hacia atrás sin tocarlas. Suena cómico pero ayuda: es imposible fruncir las cejas a la vez e intentar “jalarse” las orejas.
3. Ducha caliente prolongada
A pesar de que una ducha caliente relaja el cuerpo, si la tomas durante mucho tiempo, afecta la piel: su capa superior se destruye, lo cual provoca resequedad y descamación. Por eso procura no exagerar con el agua caliente en la ducha.
2. El uso del aire acondicionado
Los aires acondicionados absorben la humedad del aire, haciéndolo seco. Como consecuencia, tu piel también se vuelve más seca y se vuelve más propensa a todo tipo de daños. Por eso no olvides humectarla bien y no abuses del aire acondicionado.
1. Elección de fundas para almohadas
La ropa de cama de algodón es un clásico, pero las fundas para almohadas de esta tela pueden dañar la piel y provocar arrugas, sobre todo si duermes de lado o te das muchas vueltas en la cama: así frotas la cara sobre la almohada. Mejor prueba fundas de seda o raso, porque provocan menos fricción. Y no olvides cambiar las fundas con regularidad para que no acumulen partículas de piel muerta y bacterias: esto ayuda a prevenir irritaciones.